23 FEB. 2025 PANORAMIKA Diálogos La galería bilbaina Carreras Múgica acoge la exposición «Tàpies-Chillida» hasta el 8 de marzo, una conexión entre dos artistas que, con diferentes obras, lugares y momentos, sigue viéndose en Euskal Herria. (Marisol Ramirez | FOKU) Iker Fidalgo {{^data.noClicksRemaining}} Para leer este artículo regístrate gratis o suscríbete ¿Ya estás registrado o suscrito? Iniciar sesión REGÍSTRARME PARA LEER {{/data.noClicksRemaining}} {{#data.noClicksRemaining}} Se te han agotado los clicks Suscríbete {{/data.noClicksRemaining}} Hace algún tiempo, bromeaba con una amiga comisaria de exposiciones sobre el uso del verbo dialogar para referirnos a las relaciones que surgen entre las piezas de una exposición. Decía que no podía parar de imaginar, cada vez que lo leía en un texto u hoja de sala, a las obras gritándose las unas a las otras, como si vivieran en el patio interior de una vecindad. Más allá de lo simpático de la imagen, me atrevo a escribir que en mi opinión el término se utiliza de forma bastante certera. Cuando visitamos una exposición, las relaciones que provoca la disposición de los diferentes trabajos nos pueden llegar a proponer una acción cercana a una conversación. No solo se dan entre ellas conexiones a nivel de forma, color, textura o posición en el espacio, sino también cabe que sucedan momentos de intercambio en las posibilidades de interpretación, lectura y disfrute de cada una. Es por eso que se da de manera habitual que en una exposición nos encontremos una obra que hayamos visto en otro lugar pero que adquiera un tono diferente precisamente por cómo y junto a qué está presentada. El pasado año 2024 estuvo plagado de propuestas expositivas y recordatorios de diversa índole en torno a la figura de Eduardo Chillida (Donostia, 1924-2002), por motivo de la celebración del centenario de su nacimiento. Aún quedan algunos retazos de esta efeméride, como la muestra que se inauguró a finales de año en la galería bilbaina Carreras Múgica. Hasta el próximo día 8 de marzo, podremos disfrutar de “Tàpies-Chillida” que conecta el legado del escultor vasco con el del artista catalán Antoni Tàpies (Barcelona, 1923-2012). No es la primera vez que esto sucede en nuestro territorio. El propio museo Chillida Leku inauguró en 2021 una exposición que reseñamos en estas páginas y que mostraba esculturas de Tàpies en la planta superior del caserío Zabalaga. Por su parte, y hace ya más de veinte años, en el año 2001, el Museo Guggenheim de Bilbo abrió las puertas de “Chillida/Tàpies: materia y pensamiento visual”. Todos estos ejemplos dan buena cuenta de los vínculos existentes entre los intereses, procesos y resultados de ambos artistas. En la propuesta que nos ocupa, la sala está habitada por varios módulos centrales que permiten situar piezas escultóricas de pequeño formato. Este display ayuda a crear una propuesta visual y espacial en la que nos enfrentamos al contenido por grupos de obras. Para luego valorar cada una en su individualidad, nos asomamos a las paredes que albergan diferentes collages, dibujos y pinturas. Si bien las firmas son reconocibles en cada una de ellas, es cierto que a nivel de conjunto la dupla formada por ambos creadores concluye en una propuesta cuya visita es tan sugerente como recomendable.