
‘Historias de Bilbao en compañía de reyes, repúblicas y el Athletic’ es el fruto de un arduo trabajo de Iñaki Markez y Amaia Lertxundi por acercar al lector a la historia de la capital vizcaina desde hace más de un siglo, recordando circunstancias que han sido determinantes en el devenir de sus gentes. Los propios autores reconocen que ha habido mucha investigación y luego labor de síntesis para comprimir ese compendio de historias desde mediados del siglo XIX hasta 1950, en plena dictadura franquista, con momentos especialmente convulsos en las décadas de los 20 y 30 de la pasada centuria.
Markez –psiquiatra, escritor e investigador social– confiesa que no estaba previsto «ir tan lejos» y que muchas de las historias que recogen «pueden sonar a topicazos» pero lo cierto es que «chirría» que muchas personas desconozcan quiénes fueron Casilda Iturrizar, Miguel Unamuno o Diego López de Haro, por citar algunos personajes relevantes.
«Nos íbamos picando mutuamente», comenta al explicar cómo se fraguó este trabajo en el que han contado con mucha colaboración de periodistas, amistades e instituciones. Gogora y el Ayuntamiento de Bilbo, por ejemplo, les han otorgado ayudas económicas para la edición y la Autoridad Portuaria les ha facilitado imágenes históricas de su archivo como la Fundación Athletic o el fondo documental de la Fundación Sabino Arana.
Se trata de pequeñas historias –más de 246, precisa Lertxundi– que se encadenan a lo largo de un siglo repleto de cambios transcendentales para configurar lo que es ahora Bilbo. «Es un libro de historias. Nos hemos servido de grandes historiadores», incide la hija de quien fuera presidente de la entidad rojiblanca entre 1990 y 1994, que se dedica profesionalmente a la logística internacional en transporte marítimo y comercio exterior, mencionando las 300 referencias bibliográficas que se citan y las 66 imágenes que se incluyen.
El Athletic Club nació en 1898 en un contexto en el que el deporte, especialmente el fútbol, adquiere protagonismo, pero el libro arranca exponiendo la convulsa situación política con la Revolución de 1868, la Primera República española que duró menos de dos años, la última Guerra Carlista o la constitución de los primeros grupos políticos, aunque también mira a la fundación de la villa en 1300.
Con hitos como por ejemplo la izada por primera vez de la ikurriña el 14 de julio de 1894 en el balcón de Euskeldun Batzokija, pero también una rica actividad cultural con la fundación de la Sociedad El Sitio en octubre de 1875 o el papel jugado por el ingeniero Evaristo Churruca canalizando la Ría, que ayudó a multiplicar el tráfico portuario, en una Bizkaia donde minas, comercio e industrias enriquecían a una incipiente burguesía influida por lo que venía desde Inglaterra mientras miles de trabajadores malvivían.
En ese proyecto, el de Churruca, se desecó Lamiako, donde existía una playa, terrenos donde estuvo el primer campo de fútbol del Athletic –donde también se práctico algo tan británico como el polo– previo a Jolaseta, Santa Eugenia y luego San Mamés. En el libro se expone cuáles fueron los orígenes de la entidad rojiblanca y el papel que jugó el rey español Alfonso XIII en la promoción del balompié.
Ambiente de convivencia
Tanto Markez como Lertxundi destacan el ambiente de convivencia que se vivió en los años 20 y 30 del siglo XX entre diferentes formaciones políticas, sin obviar que hubo también fricciones, ambiente que desapareció tras el golpe de Estado de 1936 y la victoria de los fascistas, que dio comienzo la «época de miedo y silencios».
Se destaca el Ayuntamiento republicano con Ernesto Erkoreka al mando, primer edil que luego sufrió la represión de los franquistas. «En el presente estamos de pelea. A finales del siglo XIX y primeros compases del XX hubo importantes grados de convivencia entre gentes muy desiguales», incide.
En plena guerra se suspenden las competiciones oficiales y surge la selección vasca de fútbol, los «gudaris del balón» los denominan, que llevó a cabo una gira internacional como recurso propagandístico. También hubo partidos como el que se organizó entre Euzko Gudarostea y Eusko Ekintza en San Mamés para obtener fondos y comprar un avión propio.
El autor deja claro «que no es un libro que me lo leo en una tarde». Son pequeñas píldoras, donde tienen cabida mujeres claves en la historia del Botxo, pero también aquellas que lo construyeron como sirgueras y cargadoras. También apunta Markez que hay episodios «turbios» que se mencionan pero en los que no han querido profundizar. «Queríamos que fuera en positivo», aclara.
Entre las mujeres con nombre propio que tienen su espacio se encuentra María Díaz de Haro, Casilda Iturrizar, Rafaela Ybarra, Jule Gabilonso ‘Mate’, Benita Asas Manterola, la marquesa de Parabere, Ángela Figuera Aymerich o Dolores Ibarruri.

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