
Osasuna le ha dado continuidad al cariz visitante de la trigésima jornada –no ha ganado ningún local–, pero ha vuelto a sumar en Butarque otro empate agridulce, después de llevar la iniciativa, ponerse por delante e incluso poder sentenciar, firmar otro error tonto para permitir que el rival empatase y acabar pidiendo la hora.
Una vez más, y ya van unas cuantas, la escuadra navarra ha sido la de las dos caras diametralmente opuestas. La de que genera y busca el gol hasta adelantarse, y la que se vuelve timorata y conservadora después de que lo consigue, hasta verse totalmente embotellada por el contrario y ceder un nuevo empate agridulce que le obliga a seguir remando para salvar la categoría.
No ha sido por no intentarlo en la primera parte. La escuadra navarra ha estado muy cerca de adelantarse en el luminoso e incluso ha marcado, pero un milimétrico fuera de juego de Rubén García –señalado por el VAR– en su asistencia a Torró ha impedido que el 0-1 subiese al marcador.
Los méritos acumulados por los rojillos les han hecho acreedores para irse con ventaja al descanso, pero no ha sido posible. Mucho mejor que su rival en el manejo del esférico, los pupilos de Vicente Moreno, sin descuidarse atrás –han salido finalmente con tres centrales–, han sumado varias ocasiones inmejorables, pero no han estado diestros en los últimos metros.
Sin embargo, a ese dominio han contrarrestados los anfitriones con sendos chuts desde fuera del área. Uno de Cruz al que ha respondido bien colocado Herrera (m.11) y otro también centrado, pero con el balón haciendo extraños tras el zambombazo de Tapia que ha sacado cómo ha podido el cancerbero burgalés (m.18).
No ha permitido más alegrías a su oponente Osasuna en un último cuarto de hora de primer tiempo en el que ha podido dejar el choque encarrilado. Budimir ha fallado lo que parecía increíble –en su descargo, quizás la pelota le ha botado un tanto elevada– con todo la portería para solo empujar (m.29) y el croata ha tratado de redimirse a renglón seguido gracias a un gran control con el pecho y remate a media vuelta que salido pegado al poste.
Luego ha llegado el “gol” de Torró adelantándose con el pie en el primer palo, finalmente invalidado, y lo que son las cosas, el Leganés ha podido anotar en el descuento con un cabezazo de Sergio contrarrestado por la estirara y manopla de Herrera.
Lo de siempre
Toda la falta de puntería de los primeros cuarenta y cinco minutos se ha resuelto en el primer lance tras el receso. Un corner botado por Moncayola y peinado en el primer palo por Catena lo ha introducido en el segundo de cabeza Herrando (m.49).
Y el guion se ha vuelto a repetir. Una vez alcanzado el reto de ponerse por delante, Osasuna ha plegado velas, cada vez de manera más clara a medida que avanzaba el duelo. Eso sí, ha podido finiquitarlo en una doble ocasión de Rubén García y Budimir (m.57).
Entre el terreno que le ha cedido y lo obligado que está clasificatoriamente, el Leganés se lo ha acabado creyendo y la escuadra navarra se ha visto obligada a guarecerse en propia área y apenas disponer de salida a la contra.
Pese a oxigenar al equipo, el bloque de Vicente Moreno se ha visto acosado y achicando agua, mientras su adversario lo ha intentado en varias ocasiones desde fuera del área.
Aún ha dispuesto Budimir –no ha sido su día– de otra magnífica ocasión en un balón que no ha sabido sacar Tapia, pero su intento con la derecha lo ha adivinado Dmitrovski para blocar (m.77).
Y, a partir de ahí, todo un sufrimiento que iba camino de repetir precedentes. Cada vez más cercana la línea defensiva a la posición de Herrera, se veía venir la jugada obligada (o tonta) del partido.
Esta vez le ha tocado a Bretones –se le puede perdonar por su juventud–, que ha cometido un agarrón demasiado visible en el segundo palo y Raba ha transformado la pena máxima en el 87.
Ya en el descuento, Herrando ha estado cerca del triplete, pero no ha rematado de primeras con su pierna buena y después, con la derecha, no ha concretado con el marco pepinero. Otro empate que sabe a poco, que prolonga la dinámica –una victoria en casi la mitad de la temporada– y que obliga a seguir luchando para mantener la categoría.

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