Iker Bizkarguenaga
Aktualitateko erredaktorea / Redactor de actualidad

Fallece Brendan ‘Bik’ McFarlane, voz carismática de la lucha republicana en las cárceles

Bik McFarlane, militante de amplia trayectoria en el movimiento republicano irlandés, ha fallecido. Deja un legado de lucha y compromiso con episodios tan intensos como los vividos en 1981 en Long Kesh, donde una decena de prisioneros murieron en huelga de hambre. Entre ellos su amigo Bobby Sands.

Bik McFarlane (a la derecha) junto a Anje Duhalde en el escenario de Hatortxu Rock, en 2009.
Bik McFarlane (a la derecha) junto a Anje Duhalde en el escenario de Hatortxu Rock, en 2009. (Jagoba MANTEROLA | FOKU)

‘Song For Marcella’, dedicado a Bobby Sands –quien adoptó como seudónimo el nombre de su hermana para firmar sus escritos en la cárcel de Long Kesh– constituye uno de los más emotivos homenajes a los presos republicanos irlandeses que en los primeros compases de la década de los 80 fallecieron en una sobrecogedora huelga de hambre.

Desarrollada para exigir que se respetaran sus derechos como prisioneros políticos, aquella protesta, llevada hasta el extremo por diez de sus protagonistas, entre ellos el propio Sands, representó uno de los episodios más crueles de aquel conflicto. Y esa canción, que tan bien resume el dolor por la pérdida y al mismo tiempo la determinación en la lucha por parte de la comunidad republicana, fue escrita por Brendan ‘Bik’ McFarlane, amigo y compañero de Bobby y del resto de los huelguistas que dejaron la vida en la cárcel de exterminio británica.

Una sonada fuga en 1983

Nacido en 1951 en Ardoyne, zona de clase obrera del norte de Belfast, McFarlane ha dedicado toda su vida adulta a la causa republicana, como militante, desde muy temprana edad, del IRA, donde tuvo importantes responsabilidades, y también en Sinn Féin y en la asociación de expresos Coiste, en los últimos años.

Detenido y encarcelado a mediados de los años 70, Brendan McFarlane fue responsable de los presos del IRA encarcelados en Maze –nombre con el que también se conocía a la prisión de Long Kesh–, un centro de alta seguridad donde los británicos tenían mas de 1.500 carceleros protegidos por un grupo de intervención rápida del Ejército. Emplazado en un antiguo centro de detención de la Royal Air Force cercano a Belfast, aquel era un búnker que parecía inexpugnable y que, sin embargo, fue también escenario de una de las mayores fugas de la historia reciente de Irlanda. Y en la tramoya de aquel golpe a la seguridad y la autoestima británica estaba él.

Tal como se describe en este reportaje publicado en GARA con motivo del 25 aniversario de aquella fuga, en el verano de 1983 se presentó un plan de fuga que fue aceptado por los mandos dentro de la cárcel y la dirección del IRA. Bobby Storey fue nombrado responsable de la operación y McFarlane su ayudante.

Aunque durante la operación algunas cosas se torcieron, y varios presos fueron capturados en diversas circunstancias en los minutos u horas posteriores, 19 de ellos lograron escapar, llegando alguno incluso a hacer todo el camino hasta Belfast andando.

Margaret Thacher describió aquella fuga como «la más grave de nuestra historia», aunque el sentimiento imperante en Irlanda era el opuesto. E incluso otros representantes de la administración británica no tuvieron empacho en alabar su osadía. El barón Lord Lowry, que presidió el juicio, la describió como «ingeniosamente planeada e implementada con inteligencia». De hecho, cinco fugados nunca volvieron a pasar por la cárcel.

No fue el caso de Bik McFarlane, quien reintegrado en la estructura del IRA fue detenido en los Países Bajos en 1986, en compañía de Gerry Kelly, compañero en aquella celebrada operación de escape y que luego ha tenido importantes cargos en Sinn Féin y en la administración norirlandesa.

En 1997, en el contexto del proceso de paz, McFarlane abandonó definitivamente la cárcel de Long Kesh, que fue clausurada tres años después. En total estuvo casi dos décadas encarcelado.

Vínculo con Euskal Herria

Tanto la vida como la trayectoria militante de Bik McFarlane está marcada por lo ocurrido en los H-Blocks de Long Kesh en 1981. «El peor año de mi vida», según reconocía en un reportaje publicado en ZAZPIKA en 2006, en el 25 aniversario de la huelga de hambre.

Fue él quien comunicó a un moribundo Sands que 30.492 personas lo habían elegido parlamentario, en un hecho de enorme transcendencia política pero que no evitó la muerte de su amigo y de otros nueve compañeros. «El Gobierno británico utilizó a los presos dentro de una estrategia más amplia, cosa que no me sorprende; todos los gobiernos, aquí, en Euskal Herria, o en cualquier otra parte del mundo hacen lo mismo», resumía a ZAZPIKA desde la sede de Coiste en Belfast.

Hablaba con conocimiento de causa, desde una experiencia que ha compartido también en persona en Euskal Herria. En privado –su aportación ha sido muy importante– y en público.

Brendan McFarlane explica la lucha de los presos irlandeses en el Hatortxu Rock de 2009. (Jagoba MANTEROLA/FOKU)

Por ejemplo, en 2009 en Lakuntza, durante la celebración de un Hatortxu Rock donde destacaba que si bien aquel 1981 fue muy duro, también resultó «trascendental en el futuro de Irlanda». Muchas de las cosas que ocurrieron después, entre ellas las conversaciones que desembocaron en el proceso de paz, no habrían sido posibles sin aquella lucha en la que los prisioneros jugaron un papel vital.

Una lucha imperecedera que han evocado mejor que nadie McFarlane y su inseparable guitarra. «Pensaban que tu espíritu no se alzaría de nuevo, pero te atreviste a demostrar que están equivocados. Y muerto arrancaste las cadenas, que el mundo escuche la canción de la libertad», le dedicó a su amigo Bobby innumerables veces. Hoy es el pueblo irlandés quien se lo canta a él.