Kristian Kullamae o el «príncipe destronado» de Bilbao Basket
El escolta estonio, pese a estar disponible, no jugó en el duelo que los hombres de negro ganaron el domingo contra Granada. De hecho, estuvo en el fondo del banquillo junto con Rabaseda. El jugador báltico ha perdido peso específico tras su lesión en diciembre y el paso adelante de sus compañeros.

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Surne Bilbao Basket dio el domingo un gran paso adelante en su pelea por asegurarse la permanencia, después de derrotar a Covirán Granada por 91-88 en el Bilbao Arena. Aparte de la victoria de los hombres de negro, los resultados del resto de la jornada allanaron el camino a los de Jaume Ponsarnau para lograr ser «uno de los 16 mejores de la liga»: derrotas de A Coruña, Lleida, Andorra y Girona, lo cual mantiene a los bilbainos en una cómoda decimotercera plaza, con una victoria sobre Lleida, Andorra y Girona, tres sobre Granada y cuatro sobre A Coruña. Todavía queda mucho, pero el triunfo del domingo pudo ser un hito camino a asegurar esa permanencia.
Por la importancia del partido, se vio a un Bilbao Basket muy nervioso, sobreexcitado, de forma que se vieron momentos de cierta tensión en el propio banquillo, discusiones, un Javi Salgado poniendo orden y el propio Ponsarnau que, sin alzar mucho la voz, certificaba por la vía de los hechos quiénes eran sus elegidos y quiénes los «sacrificados».
Así, aunque la rotación la empleara con diez elementos, hubo cinco de ellos con los que Ponsarnau se la jugó ante el cuadro nazarí: De Ridder –23 minutos–, Hlinason –25–, Dragic –26–, Pantzar y Abdur-Rakhman –ambos con 29, con el escolta rozando los 30 minutos– conformaron su quinteto de gala y con ellos se la jugó, con Jones, Gielo y Frey –rondando los 15 minutos– como principal rotación–, más Domínguez y Cazalon –8 y 11 minutos, respectivamente– cerrando el cupo de participantes.
«Han pasado muchas cosas entre jugadores que no estaban teniendo el juego, otros que no han jugado... que son situaciones que, además, tienes que gestionar la frustración. Y encima, gestionarlo en un partido tan importante y clave como este. Por momentos está claro que no hemos sido el equipo que queremos ser, pero hemos ganado el partido. Porque sí hemos encontrado no a todos los que queríamos, pero sí a los suficientes para ganar», dijo un Jaume Ponsarnau contento con el resultado final, pero visiblemente irritado por la marejada que hubo en su banquillo.
Y en ese sentido, sorprendió que Kristian Kullamae no tuviera minutos, ni que Xavi Rabaseda no tuviera siquiera una entrada para dar solidez a través de su defensa. Cierto es que ya hace tiempo que Xavi Rabaseda apenas si dispone de minutos, o segundos, sobre la cancha, al punto de parecer un miembro más del staff técnico en algunos momentos. Pero sí sorprende que el escolta estonio no saltase a la cancha cuando no tenía ningún problema físico.
«Muchos de los jugadores han perdido el foco con lo que estaba pasando en la pista», se escudó Ponsarnau. «Por responsabilidad, esto está mal, aunque insisto en que otros lo han hecho muy bien», insistió el de Tárrega, que dejó una advertencia tan clara como velada en el aire. «Juntos tenemos que ir a jugar el siguiente partido, y luego tenemos que jugar otro, y luego otro, y otro y... Y el que no quiera estar junto a todo esto... pues fuera, ¿no? No contemplaremos la opción de que nos puedan ayudar, sino están preparados para ayudarnos», remachó el preparador catalán.
Números que hablan
Kristian Kullamae venía a ser uno de los referentes del equipo la pasada temporada. Aunque no pasó de los 19 minutos por partido de promedio –también es cierto que las molestias no le dieron tregua al jugador báltico–, sumó una media de 10,1 puntos, 2,3 rebotes y 1,9 asistencias, con un 51% de efectividad en el tiro de dos, un 33,8% en triples y 86,1% en tiros libres, disputando los 34 partidos de Liga Regular. Además, logró el MVP de la Jornada 5 de aquella ACB logrando 33 puntos y 33 de valoración.
Este año sus números han bajado en todos los aspectos: ha jugado 16 de las 24 jornadas, principalmente a causa de una lesión de tobillo izquierdo, concretamente una «rotura de la unión miofascial posterior y profunda del extensor largo de los dedos en su inserción peroneal», una lesión producida a mediados de diciembre y que, a pesar de recuperarse en tiempo y forma, ha supuesto perder minutos en el perímetro en favor de jugadores como Abdur-Rahkman, Zoran Dragic y Rubén Domínguez.
Los números del estonio son claros: menos de 17 minutos por partido, 6,7 puntos, 1,7 rebotes y 2 asistencias, con un 44,8% de acierto en tiros de dos, un 28,3% en triples y un 58,8% en tiros libres.
En la FIBA Europe Cup sus números se salvan mejor. Si el año pasado promedió 10,7 puntos –48,1% en tiros de dos, 35% en triples y 87,5% en tris libres–, 3,4 rebotes y 2,7 asistencias en 19 minutos, jugando 14 partidos, este año firma 11,3 puntos en 20 minutos –46,8% en tiros de dos, 44,8% en triples y 76,5% en tiros libres–, 4,3 rebotes y 3,3 asistencias.
Sin embargo, el uso que Jaume Ponsarnau está haciendo el báltico es distinto. El año pasado al última ausencia de Kullamae en la FIBA Europe Cup fue una derrota por 83-64 ante el Legia Varsovia, en la ida de los cuartos de final, mientras que en el encuentro vuelta y la eliminatoria frente al Chemnitz Niners jugó más de 20 minutos, anotando 14 puntos de media. En cambio, ya la eliminatoria de esta campaña frente al Tofas Bursa vio que Kristian Kullamae fue descartado por su entrenador así en la ida –victoria por 84-72– y en la vuelta –derrota por 102-93, con triple salvador de Abdur-Rahkman–.
A cuenta de la necesidad de cumplir con los cupos formativos que exige la FIBA Europe Cup, el estonio y Tomasz Gielo han sido los descartes más recurrentes en los últimos tiempos, perdiendo el jugador estonio un peso específico claro así en Europa como en la ACB, ya que desde que regresara de su lesión, ni en uno solo de los partidos ha llegado a jugar 15 minutos, siendo los 13 puntos que anotara en el Palau Blaugrana –en un 19 de enero cada vez más lejano–, recién regresado de su convalecencia, su última buena actuación.
Kullamae participó en los 10 primeros partidos, sumando tres victorias, mientras que tres de los seis triunfos restantes que han sumado los bilbainos, ante Manresa, A Coruña y Andorra, llegaron con la ausencia del estonio.
Obviamente, Jaume Ponsarnau no está para arrinconar jugadores, ya que a los hombres de negro no les sobran recursos en ninguna de las dos competiciones en las que participan, especialmente en la Liga ACB. No obstante, corresponde al propio jugador báltico, con contrato hasta 2026, recuperarse de su condición de príncipe destronado.